La educación deberá llegar a todos los miembros de la sociedad y, además, a lo largo de toda la vida. El gobierno debe asegurar que nadie quede excluido de las enseñanzas obligatorias y postobligatorias, orientadas a proporcionar unas competencias técnicas adecuadas al ejercicio profesional y unas habilidades que aseguren la empleabilidad a lo largo de la vida. La educación se proveerá como servicio público, pero las entidades podrán ser privadas o estatales.
Para las primeras, se establecerá un programa ambicioso de becas para fomentar el mérito y la capacidad, pero habrá igualmente programas de ayuda a los desfavorecidos. La profesión docente es esencial y se ejercerá por profesionales que actualicen sus competencias y conocimientos para asegurar la máxima calidad del servicio. Cuba participará en todas las pruebas internacionales (PISA, OCDE) de evaluación de la calidad, y promoverá el aprendizaje universitario al resto del mundo, buscando la atracción de talento y excelencia investigadora.